Serie Dibujos

El dibujo por lo general no tiene un lugar preponderante en el terreno técnico, pero en el dibujo se plasma con más detalles la impronta del autor, es inconfundible el trazo individualizado por la maestría en el manejo del lápiz sobre el papel. Los temas deversos que aquí se presentan surgen de los objetos que podemos encontrar en nuestro alrededor cotidiano, no se pretende encontrar en lo extraoridinario el objeto de inspiración.

En general se percibe en ellos una trayectoria desde la técnica aprendida hasta los logros más desarrollados de los trabajos más recientes. Encontrar en el trazo una forma de expresar ideas o sentimientos permite elevar el dibujo a la categoría de obra terminada. El contraste entre el color del papel y el tono del lápiz permite la contemplación de lo representado.

Lo figurativo no es una copia exacta de lo real, siempre filtrado por los conceptos y las emociones que rigen el ser del artista. En esto se revela una individualidad constante y determinante del estilo propio. La cotidianidad y una imaginación controlada, manifiestan lo más característico de mis experiencias como ser humano con capacidades alternativas. Las composiciones ocultan una geometría con líneas directrices a lo largo de todo el dibujo, o del objeto determinado.

Convertir en bodegones, paisajes o figuras humanas en algo que quiere decir algo no es cosa fácil de concebir. El silencio o la ausencia de palabras, y donde sólo se manifiesta una imagen muda de los acontecimientos o de las cosas, es quizás una de las dificultades para comunicar algo significativo para el espectador. Decir algo interesante con un técnica aparentemente sencilla, es difícil por los parámetros con que los críticos de arte juzgan las obras, por ello, es difícil acomodar dibujos en museos o galerías importante.

La sensibilidad se vuelve más espontánea y directa en un dibujo, que cuando se traslada éste a un óleo, una acuarela o un grabado. En el traslado puede enriquecerse o empobrecerse la idea o el concepto bajo el cual se rige la imagen. También cabe la necesidad de que el dibujo sea un puente preciso entre la idea y la forma acabada fruto de las intensiones del artista creador. Sin embargo algunas veces el dibujo es suficiente para satisfacer las expectativas del autor, pero algunas veces no, y sólo es un proyecto débil de una obra posterior. De cualquier modo ya es una obra que merece la atención debida del espectador.